Hay que aumentar la percepción social y jurídica del riesgo de lo que el alcohol significa para los jóvenes; y adicionalmente lo que el ruido implica para los residentes (donde hay también menores, enfermos, ancianos, etc.). Existe una clara interconexión ruido «versus» alcohol. Determinada música conlleva la necesidad fisiológica de beber y el alcohol produce violencia y actividad alborotadora. El problema del botellón es un fenómeno complejo de contaminación múltiple nacional. Pese ser una cuestión de nuestro país muy grave no hay ningún organismo que lo haya abordado con eficacia y homogenización pese al reconocimiento y seriedad de los derechos fundamentales afectados. Nuestra legislación e instituciones se abstiene de resolver el primer problema de ruido nacional el ruido del ocio.
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