Sin pensarlo dos veces, un niño se toma una cerveza en la fiesta. Y ve su efecto: está más relajado, habla fluidamente, se atreve a acercarse a esa niña tan bonita. Lo encuentra rico y consume en situaciones sociales. La mayoría queda ahí, pero alrededor del 10% se transforma en alcohólico. Aunque en las últimas décadas ha variado la definición de esta enfermedad, existen dos conductas que definen esa condición. Un joven es alcohólico cuando necesita tomar todos los días o cuando se emborracha cada vez que toma porque no tiene capacidad de parar.
Enseñar a tomar desde chico: la gran mentira , interesante enlace Consultar